lunes, 14 de julio de 2014


REFORMACIÓN.

Equilibrando para reformarme:
pongo tu voz en mi melancolía,
tus ojos bellos cual luz de mi día...
tus suaves manos para acariciarme.

En toda guerra te haré mi desarme
y en esos labios haré poesía
con besos nuevos color fantasía,
que sigan vivos después de matarme.

Serás amor en la cima del mundo,
desde mi ser al valor de la vida
y haré que crezcas a cada segundo.

Dejo a tus pasos mi huella perdida,
para qué encuentren el sueño profundo
de mi confianza por ti decidida.

Juan Guillermo Mora Peña.

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